Comprar un vestido de calidad es una inversión, y como toda inversión, requiere cuidado y atención para mantener su belleza por más tiempo. En Claudie, diseñamos prendas pensadas para durar, pero también es fundamental que sepas cómo lavarlas, guardarlas y tratarlas adecuadamente. Esta guía básica te ayudará a preservar tus vestidos favoritos como nuevos por muchas temporadas.

Lo primero es siempre leer la etiqueta. Parece un detalle menor, pero cada vestido tiene instrucciones específicas según el tipo de tela, los acabados y los tintes. Algunos pueden lavarse a mano, otros en lavadora con programa delicado, y algunos más deben ir a la tintorería. Respetar estas indicaciones es el primer paso para alargar la vida útil de tu prenda.

Cuando laves tus vestidos en casa, usa agua fría y detergente suave. Evita usar suavizantes agresivos, blanqueadores o frotar directamente sobre zonas manchadas. Siempre que puedas, da vuelta el vestido antes de lavarlo, para proteger la superficie exterior y conservar mejor los colores. Y, por supuesto, evita la secadora: el calor excesivo puede deformar o encoger las telas.

El secado también debe hacerse con cuidado. Lo ideal es secar los vestidos al aire libre, en sombra y colgados en perchas acolchadas o planos sobre una toalla, según el tipo de tejido. No los retuerzas ni los cuelgues mojados de los tirantes, ya que esto puede alterar su forma. Un buen secado es tan importante como un buen lavado.

Por último, al guardar tus vestidos, opta por un armario ventilado, con espacio suficiente para que no se arruguen ni se aplasten. Usa fundas de tela si vas a almacenarlos por mucho tiempo, y colócalos en perchas adecuadas para conservar su forma. Si cuidas tus vestidos con amor, ellos cuidarán de ti cada vez que los lleves puestos. Y en Claudie, creemos que cada prenda merece ser tratada con la misma dedicación con la que fue creada.